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La vaca estudiosa

Había una vez una vaca
en la Quebrada de Humahuaca.
Como era muy vieja, muy vieja,
estaba sorda de una oreja.
Y a pesar de que ya era abuela
un día quiso ir a la escuela.
Se puso unos zapatos rojos,
guantes de tul y un par de anteojos.
La vio la maestra asustada
y dijo: - Estas equivocada.
Y la vaca le respondió:
¿Por qué no puedo estudiar yo?
La vaca, vestida de blanco,
se acomodó en el primer banco.
Los chicos tirábamos tiza
y nos moríamos de risa.
La gente se fue muy curiosa
a ver a la vaca estudiosa.
La gente llegaba en camiones,
en bicicletas y en aviones.
Y como el bochinche aumentaba
en la escuela nadie estudiaba.
La vaca, de pie en un rincón,
rumiaba sola la lección.

Un día toditos los chicos 
se convirtieron en borricos. 
Y en ese lugar de Humahuacala 
única sabia fue la vaca.









Manuelita la tortuga
Manuelita vivía en Pehuajó 

pero un día se marchó. 
Nadie supo bien por qué 
a París ella se fue 
un poquito caminando 
y otro poquitito a pie.

Manuelita, Manuelita, 

Manuelita dónde vas
con tu traje de malaquita 
y tu paso tan audaz.

Manuelita una vez se enamoró 

de un tortugo que pasó. 
Dijo: ¿Qué podré yo hacer? 
Vieja no me va a querer, 
en Europa y con paciencia 
me podrán embellecer.

En la tintorería de París 

la pintaron con barniz. 
La plancharon en francés 
del derecho y del revés.

Le pusieron peluquita 

y botines en los pies.
Tantos años tardó en cruzar 
el mar que allí se volvió a arrugar 
y por eso regresó vieja como se marchó 
a buscar a su tortugo que la espera en Pehuajó.



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