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Los Saberes de Gosbinda
La conocimos,  en el dolor, si,  en ese dolor agudo que  nos viene con  una torcedura, abertura, un susto grande y entonces, es mejor martes o viernes  para el susto,  ni qué decir.  Tocamos esa puertecita marrón, una cuadra más allá de la Plaza  de Armas, como quien va a la Recoleta.  Una mujer de suaves facciones y la bondad dibujada en su rostro, maravillosamente tierno. Cualquier pintor quedaría prendado para pintarlo, por la emoción de calma que transmite, por la suavidad de su maneras, que cualquier médico salido de la universidad más prestigiosa, difícilmente tiene. Es el perfil de profesional de salud, que desearíamos nos atendiera siempre, extendiendo las manos para calmar nuestro dolor y quedar curados en su manos suaves,   nube que roza el viento.  Médicas y médicos como ella queremos tener, a grito lo pedimos, que sean humanos como ella;  que nos digan como ella “págame lo que sea tu voluntad” y sentir que está  curando nuestro dolor físico y el más importante nuestro dolor de alma, como ella lo sabe hacer.   Creo que Hipócrates, admiraría su sabiduría,  definitivamente.  Gosbinda, a pesar de no haber pisado la Universidad, puede dar cátedra en estos avatares de  la curación eficaz de los huesos y sus alrededores. 
Gosbinda  es,  una de las pocas mujeres sabias que existen en la Región Cajamarca y es que su sabiduría es integral.  No sólo cura los males físicos, sino los de adentro, los del alma.  Su calma nos devuelve la  razón y la esperanza de ser curados con unas vendas, un poco de mentol, un tantito de agua de los  siete espíritus y la sonrisa maravillosa de su SER.   Cuando la propusimos para ser premiada a nivel nacional por el día Internacional de la Mujer, ya FONCODES  y el MIMDES habían  decidido a quién premiar.  Cuando la miro en sus 80 años bien llevados, miro a  la mujer maravillosa de nuestro pueblo, a la sabiduría andina que no copia saberes como lo hacen  mayormente en la Universidad.  Ella crea, ella inventa el justo movimiento y la precisa palabra para sanar la integridad de la vida: el cuerpo y el alma.-  Cuántos de nuestros males son de esta última vertiente, vertiente que los médicos graduados en universidad, desconocen casi por completo.  Si Ud. va a un médico de la Universidad, lo primero que hacen es cobrarle, segundo  mandarle una serie de análisis,  mamografías, ultra sonido, etc.   para que tal vez acierte. Alimentando las arcas no sólo del médico tratante, sino de toda una red de buscadores de males, que tantas veces ni siquiera,  con las tecnologías de punta,  aciertan.  Ella,  Gosbinda, nos mira y sabe de qué pié o mano cojeamos o mancamos.  Su sabiduría le viene de adentro, de un espíritu, de los que ya casi no hay.  Gosbinda,  es la expresión viviente, a sus 80 años, (con un mal del corazón y una herida profunda en la pierna), de la sabiduría andina, esa que viene por las venas  heredades de nuestros abuelos y abuelas.  Quién cura la enfermedad en un pueblo alto andino, donde el médico teme llegar?   Son las mujeres y los hombres que han estudiado más que el cuerpo, el alma, de este universo proclive al riesgo y al dolor por no tener dinero acumulado en el sistema financiero.  Por el patiecito de Gosbinda han pasado todas las clases sociales de la Región Cajamarca y hemos saboreado su saber, su sentir, su conocer.  Gosbinda Salazar  es un patrimonio  vivo de la Cultura Cajamarca y sólo la bondad y el saber  poético de Carmen Lombardi han sabido valorar y premiar.  El INC, nada de reconocer su valor.  La Municipalidad, tampoco, menos la Región, ni nosotras las mujeres, porque al celebrara este 28 de Mayo un aniversario más del Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, bien hubiésemos podido sacarle el sombrero a GOSBINDA SALAZAR, una de la pocas Mujeres Sabias de nuestra Región, a la que miro llena de admiración, mientras cura mis heridas de cuerpo y alma.

 GOSBINDA SALAZAR MERECE SER RECONOCIDA A NIVEL LOCAL, REGIONAL Y NACIONAL

(Cortesía de Cajamarca-sucesos.com)

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