En su libro Cartas a un joven novelista, el Dr. Mario Vargas Llosa hace hincapié en el uso en cualquier escrito de le mot juste –es decir la palabra precisa–, y con esto estoy totalmente de acuerdo. Hay que hablar y escribir con claridad y llamar las cosas por sus propios nombres. ¿Por qué, en este momento, me preocupo de esto? Es porque discrepo con lo que el Ministerio de Cultura llama Premio Nacional de Literatura 2020.
Como escritor en Cajamarca, conversé
con la Sra. Directora de la Dirección Desconcentrada del Ministerio de Cultura
sobre la posibilidad de postular para el Premio. Ella tuvo la gentileza de
apoyarme cien por ciento. Juntos estudiamos las Bases del Concurso y llenamos
los formularios – dicho sea de paso, una tarea bastante ardua. En el número 5
de las Bases notamos que dice: Solo la
editorial (persona jurídica y persona natural con negocio) puede postular a la
presente convocatoria con las obras literarias que haya publicado. Confieso
que hicimos caso omiso a esta frase la
persona natural con negocio, simplemente porque no vimos ninguna conexión
entre la tarea de escribir una novela y tener un negocio. Fue un gran error
nuestro porque me ha llegado una observación que informa que una investigación
en la SUNAT revela que soy una persona sin negocio. He preguntado si hay una
manera de subsanar esto y la señorita que trabaja en el Ministerio me respondió
gentilmente que no. Insistió que era muy claro en las Bases que la persona natural postulando tenía ser una persona con negocio.
En mi caso admito que no solo no tengo
negocio, sino soy tan inepto en la materia que no sería capaz de vender un
plato de cebiche a una persona rica con hambre.
Manifesté a la señorita mi extrañeza
con respecto al requisito de tener un negocio y pensé: Cuando he participado en campeonatos de karate-do, jamás me pidieron
que tenga un negocio para vender ropa deportiva o preguntar si tuviera un
restaurante. Con paciencia, la señorita me explicó que debería leer con más
atención que la finalidad del concurso era visibilizar
la labor a de la industria editorial en el Perú. Por este motivo, los
autores de las novelas presentadas tenían que tener un vínculo con el negocio
de vender libros. Entonces --observé--
este es un concurso para estimular la
venta de libros y, en vez de llamarlo ‘Premio Nacional de Literatura’, debe ser
‘Premio Nacional de Negocio de Literatura’.
Lógicamente, no me ha quedado otra opción
sino retirarme de postular para participar en el concurso y, al hacerlo, pienso
que lejos de estimular la creatividad literaria en el país, lo que está
haciendo el Ministerio de Cultura es estimular el negocio de la literatura. En este contexto, pienso en lo que ha dicho
últimamente el Papa Francisco con respecto al orden económico que debe regir en
el mundo, un orden en que la persona humana esté en el centro, no el dinero.
En este concurso, el escritor
independiente no solo no está en el centro, simplemente no está. Esto me molesta
a mí, pero también debe molestar a todos los escritores que no están vinculados
con un editorial y que están trabajando por su cuenta. He asistido a varias
reuniones de escritores y siempre he sentido el gran gusto de compartir con
personas creativas, listas a compartir sus conocimientos y sus experiencias.
Todos estos creadores y creadoras merecen ser estimulados en su labor literaria
como seguidores de una herencia nutrida de la literatura nacional. Por tanto
debe haber un concurso nacional que estimula específicamente la creatividad
literaria.
No me opongo a concursos para
negociantes y a estos se pueden llamar a todos los hombres y mujeres de
negocios que haya en el país. Pero, invitar a escritores a participar en un
concurso que a fondo es de negocios me hace recordar una anécdota supuestamente
relatada en conexión con el gran pintor Vicente Van Gogh. Se dice que una
persona observaba un cuadro de Van Gogh y le preguntó: ¿Por qué no pintas una silla en se podría sentar, en vez de aquella
toda torcida? Van Gogh respondió: Si
quieres una silla para sentarse, llama a un carpintero, no a un artista.
Amigos
del Ministerio de Cultura, si quieren estimular negocios, llamen a empresarios
y no a escritores.
Atentamente,
DNI.
26606222.
Cajamarca,
setiembre, 2020.