LA VIDA QUE
ME DISTE
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Madre de Mariategui |
Nací
en tu carne cuatrocentista como la de la Primavera de Botticelli.
Te
elegí entre todas porque te sentí la más diversa y la más distante.
Estabas
en mi destino. Eras el designio de Dios.
Como un bajel corsario, sin saberlo, buscaba para
anclar la rada más serena.
Yo era el principio de muerte; tú eras el principio de
vida.
Tuve el presentimiento de ti en la pintura ingenua del
cuatrocientos.
Empecé
a amarte, antes de conocerte, en un cuadro primitivo.
Tu
salud y tu gracia antiguas esperaban mi tristeza de sudamericano pálido y
cenceño
Tus
rurales colores de doncella de Siena fueron mi primera fiesta. Y tu posesión
tónica, bajo el cielo latino, enredó en mi alma una serpentina de alegría. Por
ti mi ensangrentado camino tiene tres auroras.
Y
ahora que estás un poco marchita, un poco pálida, sin tus antiguos colores de
Madona toscana, siento que la vida que te falta es la vida que me diste.
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Mariategui y su madre |
Extracto de un escrito de
Mariátegui a su esposa Anna Chiappe.
Benedicto
Cuervo Álvarez