CARTA PARA DOS AMIGUITOS PRIVADOS DEL HABLA
Encantadores amiguitos, no hace mucho
que los conocí y me robaron el corazón con sus caritas inocentes y amorosas.
Les escribo esta cartita en el Día del Amor y la Amistad, sé que no
podrán leerla, pero sí lo harán “mamá Lolita” y “mamá Chelita”, mis dos
entrañables y bondadosas amigas que, desde que los acogieron en su hermosa
casona de San Miguel, en Lima, les brindan cariño y atenciones maternales a
manos llenas. Ellas, mis grandes amigas,
les contarán lo que paso a decirles:
¡Dino, Dino!, ¡cómo extraño tus
correrías por la casa, con ese pollito de plástico al que tú le hacías chillar graciosamente, los saltitos que
dabas tras la pequeña pelota para
empujarla hasta la cocina o el jardín, tus arremetidas al trapeador para no
dejarme limpiar el piso y, yo, con mis
cegatones ojos tratando de no tropezar contigo para evitar caerme y
averiar mi decrépita anatomía.
¡Inquieto, vivaz, juguetón y travieso
hasta no más! Me parece estar viendo tus ojitos negros con brillos de
plenilunio y esos pequeños saltos para darme un beso sin poder alcanzarme por
más esfuerzos que hacías….

Así, dormido. Así, te arropo en mi
recuerdo, muy junto a mi corazón, esperando verte muy pronto para emprender nuestras
correrías por ese amplio parque, donde revolotean las temibles águilas traídas
desde altas punas para espantar a
las inocentes y tiernas palomas. Pensar mi querido Dino, que por siglos, el
águila fue la favorita de los reyes y emblema de gloria militar y, las palomas,
siguen siendo sinónimo de nobleza, sencillez y espiritualidad, ¡símbolo del
Espíritu Santo!, y que los griegos la conocían como el ave del amor, dedicada a
Afrodita. Ay, Dino, pero que tonta soy complicando tu entendimiento con estos
asuntos. Te envío más bien muchos besitos volados que espero te lleguen
rapidito con todo el fuego de mi cariño.
Ahora sí, a ti, mi querida Daniela:
Conteniendo una lágrima silente, te digo emocionada: ¡Extraño tus grande
ojos como lagos de aguas luminosas con
los que solías contemplarme con infinita
mansedumbre.
Te veo en dulce ensoñación caminando
silenciosamente por la alfombrada escalera hasta llegar al lugar donde te
esperaba tu platillo favorito y el pocillo de agua fresca para saciar tu sed ,
luego apoltronarte como una gran dama en el sillón de mamá Chelita, hasta que
ella amorosamente te indicara dejarla tomar asiento, porque era hora de tomar
también sus alimentos.
Tantas cosas tengo por decirte, pero
mi ya cansino cerebro se resiste a seguir hilvanando más palabras y me obliga a
poner punto final. Termino, entonces diciendo que te quiero hasta más allá del
infinito cielo y te envío un gran puñado de besos
Hasta pronto, adorables mascotitas de
mis dilectas amigas, Chelita Camacho y Lolita Vásquez.
Con la eternidad de mis recuerdos,
reposan en el regazo de mi
corazón. Su amiga
Consuelo Lezcano Ruiz.
6/13/2019 03:46:00 p. m.
felicitaciones a la Asociación peruana de Literatura Infantil y juvenil de Cajamarca sigan con su noble tarea de difundir su producción literaria