RENGLONES FLORIDOS
Luzmán
Salas Salas
¡Nace la flor en Cajamarca!
eclosión triunfal
de la planta,
savia esmeralda
en festejo multiforme,
una caricia de seda,
sublime acuarela de Dios.
Pinceles invisibles
estampan la policromía
en el lienzo verde
del ande.
Flores de Cajamarca,
convocadas por el tiempo
en conglomerado silencioso
de tonos y perfumes
cual pétalos de luz
desafiando la marchitez.
Chispita de oro, la retama;
en el aire, la silente campanilla;
la rosa, encendida de amor;
el cartucho, clarín de la paz;
florecillas de la puna
alegría en soledad;
pensamientos batallando
en pos de la profundidad;
clavelito enredador;
hortensia, bombón de ensueño;
tulula, flameante esbeltez;
girasol, retrato del astro,
efluvio de luz;
rumorosa flor de papel;
cardoncillo, erizo vegetal;
flor de cactus, enarbolada
en el mástil de la esperanza;
diente de león, vértigo de polen
llevado por el viento;
margarita, albo cerquillo;
fucsia, arete de la rama;
floripondio, copa vacía;
y el geranio,
con sus nudos reumáticos
de intemperie,
pródigo en matices
sin hacerse de rogar
para vivir.